Tras la irregular cancelación del proceso de colaboración eficaz por el fiscal Sergio Jiménez, el nuevo equipo interventor inició contacto con Jorge Cuba para indagar si el exviceministro de Comunicaciones reafirmaba su testimonio, y a la vez, aclarar el porqué de la anulación de su curso colaborativo. Cuba pidió dejar constancia de que la información proporcionada a los fiscales Marcial Páucar y Sergio Jiménez, para que sea utilizada en las futuras investigaciones como parte de sus aportes en el proceso fallido.
Durante los tres interrogatorios, Jorge Cuba contestó las preguntas de los fiscales José Domingo Pérez y Gladys Rojas Castro; y los procuradores Silvana Carrión, Cynthia Aragón y Rodrigo Zegarra, presentes en una o más diligencias. Cuba no solo reitero dicha información; en ocasiones, la amplió y detalló.
Jorge Cuba menciona que su primera comunicación importante con Odebrecht se gestó por intermedio del exdirector de la firma brasileña en México, Luis Meneses Weyll, quien lo dejó en contacto con Carlos Nostre, exdirector de Contratos de la empresa en Perú. El ejecutivo le explicó a Cuba, según su confesión, que enviaría una carta al despacho de Enrique Cornejo, ministro de Transportes y Comunicaciones, con el fin de paralizar las obras de la IIRSA Sur por los problemas sucedidos. Cornejo dispuso que la dirección de concesiones lo recibiera y encuentre solución a los temas pendientes desde la gestión anterior. En palabras de Cuba: “El día en que el señor Luis Meneses Weyll se iba a ir del Perú, se apareció en mi oficina cuando yo era ya viceministro de Comunicaciones para agradecerme por haberlo atendido cuando había sido asesor del ministro, y en dicha oportunidad vino con el señor Carlos Nostre, quien sería el indicado en reemplazo en todas las gestiones en el MTC…”.
Quizás la revelación más importante de Cuba es cómo le propusieron aceptar los sobornos y le explicaron su posición dentro de la ‘organización de las coimas’ con las que Odebrecht establecía su operatividad en los proyectos del país. ¿Quién era el encargo de estas tentadoras sugerencias? Carlos Nostre.
Según Jorge Cuba, “Nostre estaba buscando apoyo de los miembros del Comité y de mi persona y buscó contactarse con cada uno de ellos por separado”.
“En más de una oportunidad Carlos Nostre estuvo tanteando cómo pedir el favor y cuando lo hizo le manifesté […] que no había tenido ninguna injerencia en los decretos de urgencia […] que estas eran decisiones que obedecían al ministro Cornejo y al presidente García […] y ahí fue que Carlos Nostre me indicó que quería un apoyo para que el proyecto caminara, con esas palabras, en los plazos previstos […] que no me preocupara por lo demás porque su jefe Jorge Barata venía trabajando directamente con el Presidente Alan García para el apoyo correspondiente; entonces le dije que si tenía el apoyo a ese nivel para qué necesitaba mi apoyo, y me respondió que era necesario porque era política de ellos trabajar también con los de abajo porque ellos son los que le imponen el ritmo al proceso y son los que en efecto sacan adelante los proyectos…”.
“Carlos Nostre me indicó que ellos trabajaban en dos segmentos, [el] segmento de los operadores políticos y el segmento de los operadores funcionales. En el primer bloque, de los operadores políticos, se encuentran las personas encargadas de construir el marco legal adecuado para operar sus proyectos […] las altas autoridades, en este caso, como me lo mencionó Carlos Nostre, Jorge Barata trabajó con el presidente Alan García; y para el segundo caso, de los operadores funcionales que son los encargados de viabilizar los proyectos de la empresa Odebrecht lograron el apoyo en los términos que he explicado de parte del suscrito y de Oswaldo Plasencia”.
De acuerdo al testimonio, Nostre, en compañía de Sergio Nogueira Panicali, le explicó a Cuba cómo era que trabajaban con los “operados políticos y los funcionales”, y que el abono de los sobornos tendría que hacerse en cuentas extranjeras para evitar exponerse a las investigaciones. Cuba en un inicio se resiste a hacerlo, hasta el momento en que en una de las mesas del restaurante El Bolivariano, Nostre le presentó al banquero delívery, un uruguayo de nombre Xavier Pérez Giménez, quien traía los servicios de la Banca Privada de Andorra y se encargaría de solucionar con eficacia los temas económicos.
Según describe Cuba, Pérez Giménez le fue presentado como vicepresidente de la Banca Privada de Andorra, la entidad financiera preferida de los burócratas peruanos puramente corruptos.
Cuba recuerda que Francesc vestía de “sport elegante” y que arribó al país más de 15 veces entre el 2010 y 2015. Usaba pasaporte uruguayo y andorrano; y se alojaba en hoteles cercanos a la oficina de Odebrecht en Lima. En su maletín de cuero negro traía no solo los formularios para abrir cuentas, sino para la formación de offshores. Dejó un teléfono y un correo electrónico, de donde se emitían correos para la verificación del dinero depositado para pagar su soborno.
Cuba tuvo conocimiento de la estrecha relación entre el entonces presidente peruano con el representante de la empresa constructora. Según su testimonio, fue “testigo de la familiaridad y amistad que existía entre Jorge Barata y el presidente García”, porque estuvo presente durante las visitas que hacía el presidente García a las obras, en las él participaba, invitado por el ministro Enrique Cornejo.” El exviceministro estuvo durante las visitas al Tren Eléctrico, Olmos, IIRSA Norte y la inauguración del puente Billinghurst en IIRSA Sur. Estar allí le permitió, según manifiesta, contemplar que la amistad entre el presidente García y Barata se da por la cercanía en el trato, porque se sentaban a comer juntos, y eso sucedía en otras ocasiones.
Nostre se lo había explicado: en la organización, él, Cuba estaba abajo, era de los que ayudaban, previo pago, a que los proyectos transitaran como la compañía quería. Arriba, en cambio, los que decidían Alan García y Enrique Cornejo. Ahí no operaba Nostre, sino el propio Barata. haciendo negocios a través de la amistad.
Fuente: La República
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