Daniel Abugattás dejará la presidencia del Congreso, probablemente, a su compañero de bancada Víctor Isla, aunque Luisa María Cuculiza (Fuerza 2011) le hará la competencia.
Una de los pocos actos acertados de Abugattás fueron la aprobación de la ley de consulta previa a los pueblos, la ley de impuestos extraordinarios a las ganancias mineras y la ley contra el feminicidio.
Sin embargo, su profesionalismo parlamentario se vio empañado por características de su personalidad así como por presuntos actos para favorecer personas de su entorno personal.
Uno de los puntos que le restó credibilidad a Abugattás fue la presunta asignación de US$ 8,5 millones para la construcción de un centro de convenciones y esparcimiento en Punta Negra para los trabajadores del Congreso. El tema apenas salió a la luz fue negado por la Mesa Directiva.
El pleno descentralizado en Ica también fue otro punto crítico casi al comenzar su gestión. La idea era llevar el Congreso al pueblo, pero se eligió la región Ica como ataque hacia la corrupción del gobierno aprista (por la fallida reconstrucción de Pisco), lo cual le valió múltiples críticas de varios sectores, incluidos el Apra y el fujimorismo. En un primer momento se dijo que todo (traslados, alimentación, alojamiento, habilitación del local) costaría S/. 300 mil, pero luego se redujo alrededor de un tercio de esa cantidad.
Las faltas éticas de la bancada oficialista también mermaron en la imagen de Abugattás. De los diez congresistas castigados por la Comisión de Ética del Parlamento, tres fueron de Gana Perú: Celia Anicama (acusada de robar señal de cable), Eulogio Amado Romero (denunciado por patrocinio de la minería ilegal) y Omar Chehade (por conflictos de intereses). El caso Chehade, más que afectar por el hecho mismo, no fue bien visto el blindaje que se le dio.
Fuente: Terra
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